A veces en internet se encuentran reflexiones interesantes, en esta ocasión la reflexión la he encontrado en un programador informático llamado Jose Alfonso y me ha parecido tan acertada que he querido compartirla. Aunque en todo momento se haga mención a los programadores, quiero destacar que también es aplicable a escritores y a todas aquellas profesiones que necesiten un nivel alto de concentración y creatividad.
Programadores y horarios. El nirvana del programador.
Dicen las leyendas urbanas que los
programadores somos aves nocturnas y que nos gusta más trabajar por la
noche. No voy a desmentir esta leyenda ya que es cierto, lo que voy a
hacer desde estas lineas es intentar explicar, y hacer comprender a
los escépticos, las causas que llevan a que ocurra eso.
Posiblemente, otras personas, como
diseñadores, escritores, creativos, publicistas, arquitectos,
ingenieros, etc. se vean reflejados en estas lineas y me deje, desde su
punto de vista, cosas en el tintero. Yo conozco mi profesión, me conozco
un poquito a mi mismo y conozco a algunos colegas, y desde ese
conocimiento es por el que escribo esto. Mil perdones si algo me olvido:
ponlo en los comentarios y compártelo con todos nosotros. Gracias.
Si, es cierto, los programadores
trabajamos mejor y somos más productivos por la noche, una vez se han
ido todos a dormir, el ruido de la calle cesa y no hay posibilidad de
interrupciones constantes de la concentración.
Hay estudios que demuestran que un
programador tarda entre 15 y 30 minutos en encontrar su “punto de
comodidad” en el que consigue su nivel personal de concentración,
abstracción y total despreocupación por el mundo exterior. Una vez
conseguido este “punto de comodidad”, el programador puede permanecer
así por mucho tiempo, hay algunos colegas que se han olvidado de comer,
ir al baño e incluso de dormir. El “punto de comodidad” no se refiere a
que el programador se encuentre cómodamente sentado, el “punto de
comodidad” es cuando se juntan todos los factores de silencio, armonía,
orden y relajación. Es como el “karma del programador”: el mundo se
reduce a lo que está haciendo y sus pensamientos (incluso su persona
queda fuera de este mundo).
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