miércoles, 20 de abril de 2016

Óbito del amor

Acuérdate de lanzar mis cenizas al mar cuando me hayan consumido las llamas del deseo que prendiste en mí. 

Todavía siento tus uñas arrancándome suspiros hechos jirones de mi espalda. Busco tu olor en la almohada y en las tibias sábanas evocando recuerdos impuros, fingiendo que mi mano es la tuya. Puedo verte en mis lágrimas cerrando la puerta sin devolverme la mirada. Sin oír mis súplicas. 

Recuerda, cuando el arrepentimiento te haga volver, recoger lo poco que quede de mi corazón, pues aquí y ahora se ha marchitado para siempre.

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