lunes, 21 de mayo de 2012

El mal que un hombre ha hecho...


Cuando observo las noches de mi ciudad desde lo alto de mi edificio no puedo evitar preguntarme hacia dónde se dirige el mundo. No importa hacia qué lado mire, pues siempre veo el reflejo de unas luces azules moviéndose por las calles. Puedo oír los gritos de una mujer indefensa o los lloros contenidos de un niño al que su padre borracho le ha roto un brazo. Escucho los pensamientos más secretos de las prostitutas mientras sufren continuas vejaciones a la espera de conseguir otra dosis de su chulo. Siento el hambre del indigente, la codicia del empresario y los pecados del cristiano. 

No puedo evitar que todo entre en mi mente y me apuñale el corazón y entonces, sólo entonces, me pregunto si hemos tomado el camino correcto y si es necesario que alguien reconduzca nuestros pasos. Tal vez el mundo necesita renacer de sus cenizas como un ave fénix. Yo puedo convertirlo en cenizas, tan sólo necesito que me des una razón de peso para hacerlo. 

Pero, te lo ruego, no me la des.

Kyrios Waterfield

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