jueves, 12 de enero de 2012

La Teoría de la relatividad Mandariana


Hay una fruta que siempre me ha llamado la atención por su curiosa mecánica (Sí, las frutas tienen una mecánica de comportamiento). Me explico. Es normal que en cualquier ágape haya un poco de fruta como pueden ser las manzanas, las peras, las uvas, las naranjas o las mandarinas. Son estas últimas las que han reclamado mi atención desde hace tiempo.

Analicemos primero qué sucede cuando comemos una uva. Como todo ser vivo, primero nos guiamos por su aspecto y si este nos gusta realizaremos una degustación de una de ellas. Una vez catada la primera, nuestro cerebro decide, siempre con acierto, si debemos continuar o, por el contrario, tenemos que dejarlo estar, pues su sabor no es de nuestro agrado. Es decir, probada una, probadas todas.

En general, todas las frutas pueden ser consideradas un conjunto fractal y todas ellas cumplen con lo que en matemática avanzada se denomina Conjunto de Fatou (En honor a Pierre Fatou) que determina que todos los puntos del sistema tienen un comportamiento(sabor) estable.

Pero, ¿Qué pasa cuando en nuestras manos caen dos mandarinas? Pues que son impredecibles.

Este anaranjado fruto difiere de su prima mayor, la naranja, por el hecho de ser totalmente aleatoria en su sabor. De ahí que haya desarrollado la Teoría de la relatividad Mandariana.

Dicha teoría establece lo siguiente:

El sabor de la primera mandarina determinará en todos los casos el sabor de la segunda, ayudando a que esta sea exquisita u horrible en comparación.

Por ello, deben seguirse las siguientes normas:

1º - Si la primera mandarina tiene un buen sabor, la segunda no se debe comer nunca. Si se hace, más os vale tener una tercera que seguramente os parecerá deliciosa en comparación a la segunda.

2º - Si, en cambio, la primera mandarina aniquila, cual caballo de Atila, a nuestras papilas gustativas, deberemos remitirnos a la segunda sin más dilación, pues los gajos de una mandarina sí cumplen el Conjunto de Fatou. La segunda, entonces, será el maná de los dioses.

3º - No importa forma, rigidez, textura de la piel o tamaño, el sabor de las mandarinas es impredecible hasta que se cata la primera. No pierdas tiempo decidiendo cual debe ser la buena, es una lotería, aunque nunca deja de ser divertido.

4º - No os dejéis vencer por la tentación, la segunda está deseando arruinar el gran momento de la primera.

Para concluir con mi disertación, decir que seguramente la encontraréis absurda, pero sólo hasta que en vuestras manos caigan un par de mandarinas y os preguntéis ¿Cuál es la buena? Entonces, os acordaréis de la Teoría de la relatividad Mandariana.




3 comentarios:

  1. jajaja anda que no te deberian dar un premio por esta teoria, jajaja mas razon que un santo mas de una vez y de dos me visto yo pensando cual sera la uena y nunca acierto, ajajajajja es de mis frutas preferidas y siempre me traicionan ajajajaaa

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  2. Como dije en el face de rosa.. Tienes toda la razón !!!

    Saludos,
    Eva.

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  3. Seguro que en las mandarinas, tu no te pones algun polvillo blanco ?????????

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